Autor: Fernando Pérez de Laborda
Ilustraciones: Maribel tena
A mi hija Anta
Este texto que tienes entre manos no es el relato de un cuento, sino de una historia. A diferencia de los cuentos, las historias, como ya sabes, son reales. Así que lo primero que voy a hacer, antes de nada, es situarla en el espacio, contarte dónde ocurrió.
Esta historia sucedió en un bosque de robles y de hayas hermosas que crece tranquilo, no muy lejos de aquí, ajeno al mundo que lo rodea. Es un bosque sonoro que tiene su propia música. Su música la componen los sonidos más simples: el repique sobre un tronco, tacatá, un aleteo nervioso, flap-flap, el chasquido de una rama, catacrac, las pisadas de una sombra, tipi-tapa, el canto de un palomo, ujiú-ujiú, y el siseo del viento que se cuela entre la arboleda, ssssh. Hasta cuando el bosque enmudece, chissss, el silencio se hace parte de toda esa melodía de sonidos.